La vacunación para el SARS-COV2 es bienvenida a nuestro país por el tremendo aporte que hace al manejo de la enfermedad. Y digo al manejo de la enfermedad, porque no mata el virus ni impide su transmisibilidad, sólo da a nuestro cuerpo las herramientas para responder de mejor forma a la enfermedad. La enfermedad se manifestará de forma más leve, no se usará la red hospitalaria y se disminuirán las probabilidades de morir por COVID-19.
Los procesos de vacunación en nuestro país tienen una historia. Y muy destacada. Se ha logrado erradicar enfermedades como la viruela y la poliomielitis, y logrado el control de otras, como el sarampión y la influenza. En ese sentido, el rol de enfermeros y enfermeras ha sido fundamental, toda vez que el Programa Nacional de Inmunizaciones es nuestra responsabilidad desde 1978.
Si bien, el actual proceso de inmunización contra el SARS-COV2 hasta el momento se ha desarrollado de forma exitosa, es necesario dejar en claro que no es la solución al corto plazo, ya que para crear una inmunidad efectiva en la comunidad, el 80% de la población debe estar vacunada. Eso es lo que se conoce como inmunidad de rebaño. Incluso, la inmunidad individual se logra después de 45 días de inoculación de la primera dosis.
Para que el 80% sea vacunado se necesita de tiempo y recurso humano, planificación y programación de este proceso, desde lo logístico: almacenamiento, cadena de frío, inoculación, observación de posibles eventos adversos, y registro y seguimiento para la segunda dosis.
Es por esta razón que se hace urgente cambiar la estrategia de la pandemia en nuestro país. Las cifras indican que el Plan Paso a Paso fracasó, porque no ha logrado cercar el virus, disminuir los contagios y controlar la pandemia. Por el contrario, en los mejores meses – entre agosto y diciembre de 2020 – normalizamos las cifras de contagios en 1500 y 40 fallecidos diarios en promedio, lo cual es inconcebible. Hoy llegamos a cifras cercanas a los 4000 contagios y más de 100 fallecidos diarios, y la autoridad insiste en decir “que estamos mejorando”.
Además, los indicadores del Paso a Paso están mal planteados, como ocurre con el Re <1, ya que la OMS recomienda que sea menor a 0,5. Como Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile, propusimos que éste debía ser progresivo y no sólo <1 en todas las fases del plan del Gobierno. Otros, como el indicador de tasa de incidencia o de nuevos casos que recomienda 10 por 100.000 habitantes, no se ha considerado.
Algo parecido ocurre con el indicador de casos aislados desde la notificación. No hemos logrado llegar a la meta propuesta por el plan gubernamental, que indica que la trazabilidad debe llegar a 80% de los casos confirmados o sospechosos para que ésta sea eficaz. Con suerte hemos llegado al 50%. Así también el seguimiento de los contactos estrechos, habla de una meta de aislamiento o cuarentena de éstos, en un 60%-70%- y 80%, según la fase del Plan Paso a Paso en que una comuna se encuentre. Tampoco se ha cumplido.
Los casos y sus contactos deben ser identificados y controlados a través de los territorios y comunidades, con participación efectiva de la población. Sólo de esa forma podremos prevenir más contagios, muertes y evitar las cuarentenas que tanto afectan a la población.
Desde FENASENF reiteramos: la vacunación y control de la trazabilidad y aislamiento, en distinto tiempo, son las medidas necesarias para lograr el objetivo central: COVID=0. Mientras eso no se cumpla, seguiremos dando palos de ciego y lamentando la muerte de chilenos y chilenas.