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La carrera presidencial

Se desató la carrera presidencial no obstante que antes, en abril, están las elecciones de constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales. No sé si se me escapa alguna otra. No pocos deseaban posponer el tema de las candidaturas presidenciales para después, pero primó el apuro, la necesidad de ir posicionando nombres frente a otros que ya están desde hace tiempo en carrera, como es el caso de Lavín, Matthei y Jadue.

Por la derecha, el atractivo está dado porque perciben que es carrera ganada, dada la división opositora que persiste contra viento y marea. En la oposición, la tentación tiene de la mano de un gobierno caracterizado por una paupérrima popularidad, y que por lo mismo, no debiera ser seguido por otro gobierno del mismo signo. 

Desde las filas de la derecha ya ha sido proclamado el candidato de Renovación Nacional, Mario Desbordes, no sin dejar secuelas cuya magnitud –factura, fisura o simple pataleta- aún no se visualiza con claridad. Al menos logró su propósito, colocarse en el punto de partida para encabezar el proceso electoral inmediato de abril próximo. 

Evópoli, partido emergente  en la coalición gobernante, no podía estar ausente. Por ello, al dar un paso al costado su líder natural, Felipe Kast,  abrió cancha la cancha a nuevos nombres, emergiendo con fuerza el de Ignacio Briones, ahora exministro de hacienda, para iniciar rápidamente su campaña. Su manera de ser, así como las políticas que promueve, inevitablemente me han hecho recordar a quien también fuera ministro de hacienda en tiempos del innombrable, Hernán Büchi.

Y la UDI, que tiene a dos candidatos bien posicionados, Joaquín Lavin y Evelyn Matthei, está ante la disyuntiva de presentarse ante ChileVamos con ellos dos, o bien con solo uno de ellos. En el primer caso corre el riesgo de que los otros candidatos entren por los palos al disgregar sus fuerzas; en el segundo caso fuerza a una definición vía encuesta, primaria o consejo general con el riesgo de que hayan heridos en el camino por más juego limpio que se proclame. No faltará el juego sucio ni las patadas en las canillas. La cerebral frialdad con que se definen las cosas en la UDI invita a pensar que optarán por poner sobre la mesa un único candidato, Lavín o Matthei, no ambos.

A los ya mencionados habría que agregar a José Antonio Kast (JAK), del novel partido republicano y Sebastián Sichel. La experiencia vivida por ChileVamos en la reciente negociación por los cupos constituyentes, invita a pensar que lo más probable es que JAK corra por fuera, para ir a la primera vuelta al igual que en la elección presidencial pasada. De esta forma, con la votación que obtenga negociará el apoyo a quien pase a una segunda vuelta que se puede dar por segura.

Sichel es un candidato suigeneris porque carece de partido, y por tanto incursiona como independiente dentro de la coalición gobernante. Además, se desconocen los respaldos con que contaría y a quienes rendiría cuenta, razón por la cual incomoda a no pocos al interior de ChileVamos. A otros les atrae ante la posibilidad de horadar el centro político sin mostrar la verdadera cara de la derecha, cual caballo de Troya. Se desconoce si correrá por dentro, a la hora de definir el candidatos de ChileVamos, o por fuera, como JAK, para ir a como dé lugar a la primera vuelta apostando a conquistar el voto de centro.

Por el lado opositor, hasta no hace mucho corría solo Daniel Jadue, del partido comunista. Pero ya le ha salido gente al ruedo. El pasado fin de semana se dilucidó la candidatura que llevará la DC, al triunfar sorpresiva y claramente en las primarias, Ximena Rincón, con una votación que superó las expectativas más optimistas. Votaron sobre 25,000 personas en plena pandemia lo que revitalizará a un partido que en los últimos tiempos ha vivido escisiones y vicisitudes no menores.

Este fin de semana, entre sus tres postulantes –Muñoz, Tarud y Vidal-, dirime su candidato el partido por la democracia (PPD), en tanto que el partido radical (PR) ya ha proclamado al suyo, Luis Maldonado. En el partido socialista (PS), a partir de una misiva firmada por una gran cantidad de mujeres, entre las cuales destaca la de Michelle Bachelet, inesperadamente emergió la candidatura de Paula Narvaez. Emergió con tal fuerza que fue proclamada sin competencia alguna en su partido.

Por el lado del Frente Amplio (FA), luego de las bajadas de Beatriz Sánchez y Fernando Atria,  no se observa ningún nombre a la fecha. Lo más probable que la mayoría de quienes adhieren al FA terminen sumándose a Jadue. En consecuencia por el mundo opositor estarán en carrera al menos 5 candidatos (Rincón, Narvaez, Maldonado, quien sea escogido en el PPD, y Jadue). Los cuatro primeros seguramente irán a una primaria para definir quién de ellos irá a la primera vuelta presidencial. Jadue, por su parte, al igual que JAK, lo más probable que esté en esa primera vuelta por los mismos motivos: negociar su apoyo a quien pase a una segunda vuelta.

Tanto en la derecha como en la izquierda, se muestran puras caras sin mayores contenidos, programas ni proyectos. Pareciera que esto último no fuera relevante, o estuviera relegado a la trastienda, porque al final del día, lo que importan son las caras, las sonrisas. Así las cosas, difícilmente los problemas de fondo que aquejan al país sean abordados con la seriedad y profundidad que merecen. 

En consecuencia, lo que visualizo es un escenario presidencial de primera vuelta con 4 candidaturas con cierto peso, que representen a la derecha dura, la derecha blanda, la izquierda blanda y la izquierda dura. Salvo sorpresas, con una segunda vuelta, donde concurran los candidatos que representen a la derecha y la izquierda blandas. ¿Quién ganará? Todo depende de la concurrencia a las urnas y de los apoyos que obtengan de parte de las vertientes duras, apoyos que a la hora de gobernar pueden ser de plomo.  

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