Por Larisa Fabres, neuróloga y jefa del Programa de Medicina del Sueño de la Clínica Universidad de los Andes.
El estrés, la ansiedad, el uso excesivo de pantallas y la mala higiene del sueño, entre otros factores, han contribuido a que cada vez se duerma peor, no solo en duración, sino también en calidad, lo que puede favorecer la aparición de diversas enfermedades.
“El insomnio es el trastorno del sueño más común. Se caracteriza por la dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo o ambas. Las personas que lo padecen suelen sentirse insatisfechas con sus horas y calidad de descanso”
En el marco del Día Mundial del Sueño, la especialista menciona los principales síntomas a los que hay que estar atentos:
- Dificultad para dormir de forma sostenida en el tiempo
- Despertares nocturnos frecuentes
- Sueño no reparador
- Somnolencia matutina
- Problemas de concentración
- Irritabilidad o cambios de humor
Según la duración de esta condición, el insomnio puede ser:
- Agudo: dura menos de un mes y suele estar relacionado con situaciones de estrés.
- Crónico: persiste en el tiempo y requiere evaluación médica.
“Tener buenos hábitos de sueño es crucial para mantener el bienestar general. Un descanso adecuado permite una correcta recuperación, fortalece el sistema inmunológico, mejora la memoria y el aprendizaje, y reduce el riesgo de enfermedades crónicas”, enfatiza la Dra. Fabres.
Por eso, es importante adoptar las siguientes recomendaciones:
- Mantener un horario regular: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, ayuda a regular el reloj biológico.
- Crear un ambiente propicio para el sueño: asegurar que el dormitorio esté oscuro, silencioso y fresco.
- Cuidar la alimentación: optar por cenas livianas y evitar el consumo de cafeína, nicotina y alcohol antes de dormir.
- Limitar el uso de pantallas: reducir el tiempo frente a dispositivos electrónicos al menos dos horas antes de acostarse.
- Practicar actividad física regularmente: el ejercicio durante el día favorece un sueño más profundo, pero se recomienda evitarlo cerca de la hora de acostarse.
“El insomnio es un problema de salud pública que requiere atención. Dormir bien no solo mejora la calidad de vida, sino que también es esencial para prevenir enfermedades y promover un bienestar integral”, concluye la Dra. Fabres.