“Nunca imaginé que iba a vivir la experiencia de ser infectado por el Coronavirus SARS-CoV-2, cuya temida enfermedad que causa se denomina COVID-19.
A pesar de los extremos y muchas veces exagerados cuidados preventivos en los desplazamientos, en la oficina y en casa, igual me contagié.
Y pasé por lo que todos quienes han podido contar la historia han sentido: susto, soledad, las horas que no pasan nunca, terror a la noche, un recuento de la vida. Me pregunté muchas veces ¿lograré salir de esto?, ¿Iré al ventilador?, ¿Tendrán que intubarme?, la temida bolsa plástica, mi familia y tantos temas que pasan por tu cabeza.
Gracias a Dios, a las precisas decisiones de los profesionales de la salud que me atendieron, durante un día en la Urgencia Respiratoria del Hospital Regional de Talca y luego durante 6 días en la UPC de Clínica Lircay, a las oraciones de mi familia, mis vecinos, amigos, Dr. Juan Tosso, Dr. Hernando Durán y colegas de la Universidad Autónoma de Chile, donde trabajo, puedo decir que he salido adelante.
Las frases más hermosas: “Lo vamos a cambiar de habitación”, “Están mejorando sus exámenes”. “Le vamos a quitar el oxígeno”. “Está muchos mejor”. Y la soñada, ansiada y más esperada: “Hoy se va para la casa”. Una de las más hermosas noticias recibidas durante mi vida.
No contaré las dificultades habidas el día en que necesité ambulancia para traslado al hospital. En SAMU no hay!!!. Fue el día que comenzó a llover. Había un accidente en Las Rastras. Un doble volcamiento en Bobadilla y otros pacientes graves que trasladar. Solución: Sistema privado de ambulancias que felizmente existe en Talca.
Pero, no era mi idea detallar la experiencia vivida, sino destacar la calidad profesional y humana de los profesionales de la salud que vi desempeñarse durante un día en la Urgencia Respiratoria del HRT, que estaba a cargo de la Dra. Dayana Machado y un equipo de Médicos, enfermeras(os), Tens, profesionales del SAMU, personal de aseo y apoyo, que atienden con dedicación y buena manera la llegada, a cada instante, de ambulancias con pacientes graves de diferentes partes de la región y de fuera de ella. Nadie pudiera imaginar que llevan casi un año realizando ese estresante trabajo, con el gran riesgo de contagiarse con el virus, aplicando procedimientos y dando tranquilidad a las personas que creen, como lo pensé yo, que les llegó la hora.
Algo similar sucede en Clínica Lircay, cuya Unidad de Pacientes Críticos está casi colapsada en sus capacidades ya que deben recibir pacientes desde diferentes partes del país. 6 días internado allí me permitieron conocer y recibir las mejores atenciones desde los médicos, enfermeras y tens, hasta las señoras que varias veces al día pasan sanitizando pisos y muros. Largos turnos, altos riesgos de contagio y la férrea vocación que hacen de su vida profesional el esfuerzo por salvar vidas, dar tranquilidad, tomar decisiones y aplicar procedimientos generalmente exitosos que permiten, como en mi caso, que ya pueda estar de alta médica iniciando una nueva oportunidad que me da la vida, mirándole definitivamente de otra manera.
Reconocimiento especial y agradecimiento a los profesionales de Clínica Lircay: Dr. Patricio Silva, Dr. Mario Hernández, Dr. Jesús Peña, Dr. Yorman Flores, y a los profesionales de apoyo a la función médica, enfermeras, tens y Kinesiólogos: Natalia, José, Cristian, Alejandra, Paula, Camila, Sebastián, Cristobal, Catalina, Katherine, Claudio, Rodolfo y otros que no recuerdo sus nombres.
Especial agradecimiento al destacado médico Broncopulmonar Dr. Rafael Silva Orellana por su inmenso apoyo.
Ellos y ellas son los verdaderos(as) héroes y heroínas de esta pandemia. Profesionales que en pequeñas estaciones de salud rural o en los grandes centros de salud se comportan de manera valerosa y con determinación para salvar vidas.
Que Dios les cuida y les bendiga por siempre”.
